Título: El prisma negro
Autor: Brent Weeks
Editorial: Plaza & Janés
Sí, sé que hace nada que prometí que el ritmo de publicaciones habitual iba a volver, pero os pido disculpas porque he tenido una semana bastante complicada. Intentaré que no vuelva a suceder
Gracias a su estupenda trilogía El ángel de la noche, Brent Weeks pasó a formar parte de lo que
podríamos llamar mi Santísima Trinidad (a saber, Rothfuss, Abercrombie y Weeks),
lo que a efectos prácticos significa que correré como una posesa tras todas y
cada una de sus nuevas publicaciones, gocen o no del beneficio de la crítica.
Hacía tiempo que me moría de ganas por comenzar su nueva tetralogía, pero
esperé con paciencia hasta el día de mi cumpleaños para darme un autocapricho.
El mejor regalo recibido. Cómo me conozco…
Sinopsis oficial
Gavin Guile es el Prisma, el hombre más poderoso del mundo, además de sumo sacerdote y emperador, encargado de mantener una paz resquebrajadiza que solo se sostiene en virtud de su poder, ingenio y carisma. Pero la vida de los Prismas nunca es larga, y Guile sabe con exactitud de cuánto tiempo dispone: cinco años en los que deberá lograr otros tantos objetivos imposibles.
Cuando Guile descubra que tiene un hijo, nacido en un reino lejano al término de la guerra que lo condujo al trono, tendrá que decidir qué precio está dispuesto a pagar con tal de proteger un secreto que podría reducir su mundo a escombros.
Weeks nos trae en esta ocasión una novela coral en la que
destacan dos voces principalmente: la de Gavin Guile y la del joven Kip. Según
habéis leído en la sinopsis, Gavin ostenta el título de Prisma. Esto lo
convierte en una de las personas más poderosas de las Siete Satrapías, no solo
en un sentido gubernamental sino también mágico, puesto que es capaz de dividir
la luz sin ayuda de lentes y trazar todos los colores. Por otra parte, tenemos
a Kip, un chaval de quince años con algo de sobrepeso y una lengua demasiado
afilada que es incapaz de refrenar a tiempo, lo que le conlleva más de un
problema. Cuando su aldea sea arrasada por un falso rey, el destino de Kip se
entrecruzará con el de Gavin y ambos se verán inmersos en toda suerte de
tejemanejes palaciegos e intrigas de toda clase que harán que las vidas de
ambos corran peligro y que salgan a la luz secretos que deben permanecer
ocultos a toda costa.
La novela que tenemos ante nosotros es verdaderamente
compleja. Fiel a su estilo, Weeks construye un mundo lleno de regiones
claramente diferenciadas unas de otras y con múltiples rencillas entre ellas.
La ingente cantidad de información puede desconcertar al lector en algunas
partes, pero por suerte el volumen de la historia nos permite asentar todos
estos datos con calma. Además, el autor no nos lanza de golpe y porrazo en las
Siete Satrapías, sino que va explicando sin pausa pero sin prisa los rasgos
característicos de cada zona y sus habitantes.
Lo mismo podemos aplicar a la cromaturgia, la forma de magia
de la que se nos habla a lo largo del libro. La cromaturgia es sin duda alguna
una invención muy imaginativa, si bien puede ser algo complicada de entender.
Básicamente, la cromaturgia consiste en utilizar la luz para trazar objetos
varios (por ejemplo, una espada o incluso un barco) normalmente de un color,
aunque es posible utilizar dos, tres o incluso todos si eres el mismísimo
Prisma. Nos encontraremos con gran variedad de términos nuevos pero sencillos
de comprender, de manera que no es necesario un glosario para seguir la
historia. Dejando a un lado lo creativo del asunto, el uso de los colores
implica un beneficio colateral: las descripciones de la novela se vuelven
luminosas, coloridas, brillantes, un agradable y curioso contraste con los
pasajes oscuros que en realidad está describiendo, como puede ser una batalla.
El uso de los colores guarda un innegable parecido con el
uso de los metales característico de las novelas de Brandon Sanderson. Esto
incluye el hecho de que Weeks quiere dar a su magia esa sujeción a las leyes
físicas que también vemos en las historias de Brandon Sanderson, de manera que
esta clase de magia no va a ser ilimitada y maravillosa, sino que los que la
usen sin cuidado alguno podrán experimentar efectos muy desagradables,
especialmente si llegan al límite. Todo ello hace que la novela adquiera un
punto de realismo interesante que evita el concepto de héroe invencible tan
habitual en la fantasía clásica. Aquí el protagonista debe ser cuidadoso e
inteligente, o lo pagará caro.
El cambio más notable que he notado en la escritura de Weeks
desde su primera trilogía a la saga que nos ocupa reside en la caracterización
de sus personajes. Los protagonistas de El
ángel de la noche estaban bien diseñados, pero se notaba una cierta
predilección por algunos de ellos (Kylar o Durzo) y un desapego hacia otros
que, casualmente, acababan por morir. En otras palabras, a pesar de que Weeks
quería distanciarse de la fantasía clásica en la que el héroe siempre se salva,
no terminaba de salirle bien. Esto es algo que no he percibido en El prisma negro. Para empezar, los
personajes tienen muchos más recovecos, recordándome más a los de una novela de
mi adorado Abercrombie que a las del propio Weeks. Estos recovecos casan a la
perfección con la maraña de secretos y mentiras en las que se mueven los
protagonistas, haciendo que la novela sea una delicia para todos aquellos
lectores que, como yo, adoramos la tensión de no saber si nuestro personaje
favorito se está metiendo de cabeza en una trampa o todo va bien.
Me gustaría destacar a dos personajes por encima del resto.
El primero de ellos es el Prisma, Gavin Guile, que acapara las mejores frases
de toda la novela y desde luego está en el centro de todas las intrigas, siendo
el protagonista de todas las revelaciones que nos dejarán con la boca abierta.
Por otro lado está la espectacular Karris Roble Blanco. Sus apariciones no son
tan numerosas como me habría gustado, pero se queda en mi memoria por ser uno
de los personajes femeninos más completos, fuertes y bien retratados que he
encontrado en la fantasía épica.
Finalmente, en cuanto al estilo literario de Brent me
gustaría destacar que, pese a tratarse de una novela narrada en tercera
persona, en algunos momentos podemos toparnos con frases en primera persona que
aportan excelentes toques de humor que evitan que la historia adquiera un toque
demasiado oscuro. Sin necesidad de comillas o del uso de cursiva, Weeks
intercala los pensamientos de sus personajes de manera natural dotando a la
narración de una dinámica excelente.
Brent Weeks lo vuelve a hacer. Con El prisma negro nos introduce en su nuevo mundo, un lugar peligroso
a la par que colorido que nos atrapará sin remedio. Una trama
impresionantemente bien tejida, algunas notas de humor y personajes con los que
es fácil encariñarse harán el resto. Dadle una oportunidad; no, en serio,
hacedlo, si hasta tiene un mapa.
No es que me atraiga demasiado, pero aun así tu reseña está genial.
ResponderEliminar¡Un beso! ^^
Yo no soy demasiado aficionada a este tipo de lecturas, así que con este no creo que me anime
ResponderEliminarBesos
No me llama nada la atención, no leo mucho este tipo de libros!
ResponderEliminarBesos
Lo conocí hace poco, pero la verdad es que tiene muy buena pinta, y voy a ver si puedo leerlo en breve ^^
ResponderEliminarUn beso :)